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La prisa convertida en urgencias y estrés, y las ganas de seducir en una sociedad cada vez mas de solitarios, han puesto de moda, como antídoto, la pausa. Por eso la onda que ya llegó y diariamente gana adeptos es la del redescubrimiento del puro y el habano. Su auge no tiene que ver con el tabaco, sino con el uso del tiempo.
Intelectuales y hombres y mujeres libres han respondido a cada prohibición, regulación o satanización de las costumbres sociales, creando bolsones de resistencia. Generando cofradías de acólitos. Brigadas de solitarios que dicen no. Y clubes informales de solidarios partidarios del rescate de la decisión personal de vivir a plenitud. Por ellos, la cultura de los puros y los habanos (puros producidos exclusivamente en Cuba) está en auge.
Para acompañar la tendencia, el Oporto ya descubrió sus armonías con los puros y habanos. Sirven los Tawnys añejos, como el Barros 10 años, o sus vintages. También los añejos de fama de casas como Ramos Pinto, Sandeman y Ferreira, que el internauta puede conseguir en Venezuela.
El champagne francés, que no el vino de Cava, va bien aunque con cierto esfuerzo con los cigarros. Obviamente allí no hay espacio sino para las botellas de Brut (es decir seco), no muy perfumadas. Si el champagne es muy delicado y floral, el sabor del habano se lo lleva. Destacan aquí las búsquedas de Veuve Clicquot para exaltar compatibilidades con puros como Davidoff.
La tercera corriente de armonía novedosa entre puros y habanos con botellas es la del whisky blended de lujo y los singles malts de Escocia. Entre los blended destacan los logros de Chivas 18, Etiqueta negra 12, Buchanan´s 12 y The Gordon Highlanders. Entre las botellas de single malt las más buscadas son Glenfiddich 12 y 30 años, Glenlivet 12, Glenmorangie 18, y Balvenie.
La cuarta corriente de armonía la forman el Coñac y Armañac de Francia, y los brandys españoles de más de 10 años. Para satisfacción de los caballeros y desconcierto de los prohibicionistas, eso se sabe desde 1900, cuando Jules Robin embotelló por primera vez coñac. Acto seguido, se supone, celebró su osadía con un puro.
Alberto Soria
EXTRAIDO DE: MI PUNTO.COM
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